Recuerdo desde siempre que la Coca-Cola
estuvo rodeada de cantidad de rumores más o menos creíbles acerca de su
origen y de su composición. Historias como que en realidad era un
medicamento para terapias de desintoxicación, o un simple analgésico, o
incluso un brebaje mágico de estos que lo curan todo. He leído y
oído rumores acerca de que su nombre se debe a que lleva cocaína o algún
sucedáneo y que por eso siempre tuvo tanto éxito, porque la adicción y
el estado de felicidad que supuestamente crea son reales, no sólo un
reclamo publicitario. La compañía propietaria de la marca siempre ha
desmentido todos estos rumores, porque son eso, rumores, y la falsedad
de todos ellos es fácilmente demostrable. Aun así, la marca ha dado
pábulo a otras historias que la colocaban en una posición privilegiada. La
compañía siempre mantuvo que la fórmula de la Coca-Cola era secreta,
incluso a día de hoy sigue manteniendo esa postura y alimentando
leyendas como que sólo existen dos personas en el mundo que
conocen la receta secreta de la Coca-Cola, y debido a esto se les tiene
prohibido viajar en el mismo avión, comer en el mismo plato o dormir en
el mismo hotel. Recientemente también ha llegado a los medios la
noticia de que la fórmula secreta había sido encontrada en un anticuario
americano y que se había vendido por eBay por 15 millones de dólares.
Evidentemente nada de esto es cierto.
La historia supuestamente oficial del
nacimiento de la Coca-Cola es que en 1886 un tal John Pemberton patentó
un medicamento diseñado en la farmacia Jacobs de Atlanta, Georgia,
presumiblemente dedicado a calmar dolores de cabeza y náuseas. Se cuenta
que un tipo de sucedáneo del medicamento primigenio se vendía disuelto
en agua carbonatada a 5 centavos el vaso, y que el hecho de que
estuviese disuelto en agua carbonatada (a la cual se le atribuía
beneficios para la salud), que calmase la sed y que tuviese un sabor tan
diferente y agradable, la convirtieron en un éxito de ventas. Pemberton
vendió su fórmula años después y su receta terminó por convertirse en
el refresco más popular del mundo, propiedad de The Coca-Cola Company.
Es curioso cómo pueden convivir leyendas
de tremendo calibre acerca de su composición y origen con el hecho de
que hoy en día pueda conocerse la composición de cualquier sustancia si
la sometemos a análisis químico. La parte de la química que se encarga
de descifrar composiciones, cuantificar y detectar sustancias en
diferentes matrices es la Química Analítica. La
sensibilidad de un método de análisis es la cantidad o concentración
mínima detectable de una sustancia, y actualmente podemos afirmar que
incluso a niveles tan bajos como partes por trillón (ng/kg) todo es detectable. Así que ¿haciendo un análisis químico de una Coca-Cola podemos conocer su composición? Obviamente sí.
Por otro lado también sabemos que todos
los alimentos han de pasar estrictos controles de calidad antes de ser
vendidos, que han de adaptarse a la legislación y que es obligatorio dar
a conocer todos sus ingredientes, ya que han de mostrarse en
el etiquetado por algo tan simple como que el consumidor pudiese ser
alérgico o intolerante a alguno de ellos. Así que ¿cualquier consumidor
puede conocer la composición de la Coca-Cola? Sí, es algo tan sencillo
como coger una lata y leer la lista de ingredientes que figuran en la
etiqueta. En cada una de las etiquetas de la Coca-Cola está la fórmula secreta.
Pero ojo, una cosa es conocer los
ingredientes que conforman la Coca-Cola y otra muy distinta es conocer
el método de fabricación y la proporción de cada uno de ellos en el
producto final, sobre todo el de los aromas. Esto no está al alcance del
consumidor medio, a no ser que tenga un laboratorio de Química
Analítica a su disposición.
Siempre que tengo la oportunidad de dar
una charla a estudiantes en algún centro educativo suelo comentar esto,
que cualquier químico analítico puede conocer la fórmula de la
Coca-Cola, y que ellos mismos la tienen, que sólo tienen que leer la
etiqueta para saber qué lleva. Esto lo hago por varios motivos: para desmentir
rápidamente todos los rumores que han rodeado a esta bebida acerca de
su estrafalaria e incluso insalubre composición, ya que es conocida y
además cumple con todas las normas de seguridad alimentaria, de
lo contrario estaría prohibida su venta; para hablarles de propiedad
industrial, ya que el hecho de conocer la composición de un producto no
nos va a hacer ricos, puesto que no podemos fabricar Coca-Cola aunque supiésemos cómo porque es una marca registrada; y para hacerles ver que todo es química,
que todo lo que consumen está formado por átomos, átomos de esos
elementos que aparecen en sus tablas periódicas enlazados entre sí de
diferentes maneras.
FABRICACIÓN Y COMPOSICIÓN
Para fabricar Coca-Cola la compañía
normalmente distribuye un preparado concentrado que posteriormente las
empresas embotelladoras se encargan de disolver en agua carbonatada y de
añadirles el edulcorante en la proporción adecuada. La sutil diferencia
(o no tan sutil) del sabor de la Coca-Cola en diferentes países se debe
al agua de cada localidad. También el edulcorante pude variar, ya que
comúnmente se emplea azúcar (sacarosa, un disacárido formado por
fructosa y glucosa), y en algunos puntos de EEUU se utiliza fructosa,
que es más barata, pero tiene un mayor poder edulcorante.
Tal y como indica la etiqueta de la
Coca-Cola, ésta está formada por agua carbonatada, azúcar, colorante
E-150d, acidulante E-338 y aromas naturales entre los que se encuentra
la cafeína y la vainilla.
Los aditivos suelen
aparecer en las etiquetas de los alimentos con una nomenclatura basada
en la letra E seguida de un número. Esto hace referencia a que estas
sustancias han sido catalogadas por la UE como aditivos, y nada tiene
que ver con que su naturaleza sea o no artificial, de hecho gran parte
de ellos los encontramos libres en la naturaleza. Tras la letra E la
primera cifra determina la función principal de esa sustancia sobre el
alimento, así los colorantes llevan un 1, los conservantes un 2, los
antioxidantes un 3, etc. Son sustancias que ayudan a que los alimentos
se conserven, es decir, aseguran que los alimentos no se degraden
demasiado rápido, lo cual siempre es un avance en seguridad y en
eficiencia, y suponen una mejora a los métodos y sustancias empleadas
antiguamente para preservarlos, ya que muchas veces eran inseguros o
incluso tóxicos y ahora están controlados; otros son simplemente
vitaminas o antioxidantes, como por ejemplo la vitamina C, que parece
que pierde categoría cuando la llamamos E-300 o ácido ascórbico, aun
siendo la misma sustancia; y otros son sustancias que mejoran las
propiedades organolépticas, es decir, su apariencia, textura o sabor.
Cada uno de ellos es una sustancia en concreto y puede consultarse en
cualquier listado de aditivos aprobados por la UE.
El colorante E-150d que lleva la Coca-Cola es caramelo
de sulfito amónico, es decir, es un caramelo como el que podemos
fabricar en nuestra cocina simplemente calentando azúcar, pero además en
presencia de una sal (sulfito amónico).
El acidulante E-338 es el ácido fosfórico,
que es un ácido relativamente débil que mantiene el pH (grado de
acidez) de la bebida, tiene propiedades antioxidantes y está presente de
forma natural en algunas frutas.
COCA-COLA SIN AZÚCAR
Lo que diferencia la Coca-Cola normal de
las versiones sin azúcar es que en lugar de azúcar llevan edulcorantes,
con lo cual nos ahorramos la ingesta de 27g de azúcar por lata, lo que
equivale a unos 5 sobres de azúcar. El aporte calórico de esta bebida es
debido al azúcar (una lata aporta 138 kcal), así que eliminándolo nos
queda una bebida con menos de 1kcal por lata y apta para diabéticos.
La Coca-Cola Light y la Zero en lugar de azúcar llevan una combinación de los edulcorantes E-950, E-951 y E-952, en diferente proporción, por eso la Coca-Cola Light es más dulce que la normal, y en cambio la Zero tiene una dulzura más parecida a la original.
El edulcorante E-950 es el acelsulfamo K,
es un compuesto sencillo, tiene 200 veces más capacidad edulcorante que
el azúcar y no se metaboliza, es decir, el organismo no es capaz de
asimilarlo, así que no se acumula en el organismo y se excreta.
El edulcorante E-951 es el aspartamo (N-(L-α-Aspartil)-L-fenilalanina
1-metil ester) y está formado por los aminoácidos ácido aspártico y
fenilalanina. Este compuesto ha sido objeto de bulos y difamaciones de
todo tipo a pesar de haber sido declarado seguro para consumo humano por
las agencias de más de noventa países y la FDA, que lo describe como
uno de los aditivos más estudiados de la historia y afirma que su
seguridad está más que confirmada. En diciembre de 2013, la EFSA publicó
un informe en el cual se decía que la actual ingesta diaria admisible
para el aspartamo, cifrada en 40 mg/kg al día, no necesita revisión
alguna, al considerarse segura para la población en general (incluyendo a
los bebés, niños y mujeres embarazadas). En vista de las continuas
difamaciones acerca de los supuestos males de este compuesto, los
expertos especificaron en el informe de la EFSA que el aspartamo no daña
el cerebro, ni al sistema nervioso, ni afecta el comportamiento o la
función cognitiva en niños o adultos, y descartaron con rotundidad que
cause cáncer o daño en los genes.
Las bebidas que contienen aspartamo, como el caso de la Coca-Cola Light y Zero especifican que son una fuente de fenilalanina,
ya que el aspartamo puede degradarse en sus componentes en ciertas
condiciones ambientales. Esta notificación se hace por las personas que
padecen una enfermedad congénita llamada fenilcetonuria, también
conocida como PKU, es un error congénito del metabolismo causado por la
carencia de la enzima fenilalanina hidroxilasa, lo que se traduce en la
incapacidad de metabolizar el aminoácido tirosina a partir de
fenilalanina en el hígado.
El edulcorante E-952 es el ciclamato.
Este compuesto también ha sufrido diferentes bulos y difamaciones que
llevaron a adulterar la fórmula de la Coca-Cola Zero en algunos países,
eliminar este compuesto y depender sólo de los otros dos edulcorantes.
Tanto la FAO como la OMS han declarado que este edulcorante es
totalmente seguro, y que las organizaciones que detectaron perjuicios
para la salud hicieron sus análisis empleando concentraciones de esta
sustancia exageradas, de hasta 100 veces la dosis normal ingerida. Como
todo, a partir de cierta cantidad es perjudicial, hasta el agua lo es si
se consume en exceso (a esta afección que se ha cobrado la vida de
muchas personas se la conoce como potomanía). En la concentración en la
que aparece este edulcorante en las bebidas es totalmente seguro.
Otra de las diferencias entre ambas
bebidas, además de la proporción entre estos tres edulcorantes, es que
la Coca-Cola Light contiene acidulante E-330 y la Zero contiene E-331
además del ácido fosfórico.
El E-330 es el ácido cítrico
(ácido 2-hidroxi-1,2,3-propanotricarboxílico), el que está presente en
las frutas llamadas cítricas, como la lima, el limón o la naranja. Es un
potente conservante y antioxidante.
El E-331 es el citrato de sodio.
Es un conservante, regulador de la acidez y antioxidante. Es una sal
derivada del ácido cítrico y también se encuentra naturalmente en las
frutas cítricas.
CONCLUSIONES
- La famosa fórmula secreta de la Coca-Cola no es tan secreta, por dos razones: cualquier laboratorio de Química Analítica
puede descifrar fácilmente su composición y, por otro lado, todos los
componentes de un producto alimentario han de ser conocidos y han de
figurar en la etiqueta del producto, es una cuestión legal.
- La Coca-Cola, además de estar
buenísima, no representa un peligro para la salud. Antes de entrar en el
mercado un producto ha de certificarse y pasar los controles de calidad
pertinentes. Las asociaciones de seguridad alimentaria y de la salud como la EFSA o la OMS certifican que se trata de una bebida segura,
tanto la original como las versiones sin azúcar. Otra cosa es que por
la cantidad de azúcar de la bebida original sea recomendable no abusar, o
pasarse a las versiones Zero o Light si uno padece sobrepeso, diabetes,
o simplemente quiere cuidar la línea.
- Vivimos una época en la que cualquier
fórmula secreta puede ser descifrada mediante un análisis químico, y eso
no implica que los químicos puedan vender la fórmula por eBay por
millones de dólares, a no ser que haya algún majadero dispuesto a
pagarlos. El hecho es que conocer la fórmula no sirve para nada, ya que
no se puede fabricar esta bebida por el hecho de estar registrada. Para
poder fabricar Coca-Cola, o cualquier otra bebida bajo este nombre,
habría que comprar su propiedad intelectual, que en este caso es una
marca registrada. Este tipo de propiedad es ilimitada en el tiempo. Otro
caso similar es el de las patentes, que impiden que otros puedan
fabricar un producto en concreto, pero en estos casos el tiempo de
protección es limitado (con un máximo de 20 años) y es el que por
ejemplo se utiliza para los medicamentos, y de ahí la existencia de los
genéricos una vez vencida la patente sobre el original. Nunca hay
fórmulas secretas, porque prácticamente todo es químicamente
descifrable, y por eso existen estas fórmulas legales que protegen la
propiedad sobre ellas.
- Y por último la conclusión más obvia y a la vez la más importante: todo es química,
todo son átomos entrelazados entre sí, los que forman nuestra piel, el
aire, el agua, la tierra, las plantas y, cómo no, también forman la
Coca-Cola.
Por Deborha García Bello
Por Deborha García Bello